Para continuar con el aroma a madera, vuelven recuerdos olfativos de nuestra infancia...
Como la tibia madera de un lápiz recién usado.
O la mesa de la abuela donde pasábamos horas dibujando.
Son recuerdos de tardes infinitas de amor y juego.
Fueron (y serán) tardes de buena madera.
¿Hace cuánto no pasan una tarde así?
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esos lápices madera... ay. hermosos!
ResponderEliminarGracias por tu lindo comentario Vix,
ResponderEliminarbuen fin de :)